Queda feo decirlo, pero alguien tiene que hacerlo, así que seré yo quien alce la voz: estoy harto de Messenger.
La estadística me dice que seguramente tú, mi querido lector, seas uno de sus millones de usuarios, pero antes de empezar a tirarme piedras, deja que me explique.
Lo primero de todo, una confesión: yo también lo uso. De hecho, ha sido mi fiel compañero durante una larga, larga temporada. Eso no quita que no lo odie, profundamente.
Mis motivos son los siguientes:
1. El nombre me confunde
El verdadero nombre de Messenger es uno de los grandes paradigmas de la humanidad. Ni siquiera la compañía de Redmond parece tenerlo claro, pues vagan sin rumbo de unas denominaciones a otras.
En los albores de los tiempos, fue Windows Messenger. Sin más. Este nombre era bastante claro, aunque podría confundirse con el servicio mensajero, creador de tantos divertidos mensajes de spam. Más tarde, el portal MSN entra en escena, creando el híbrido MSN Messenger. Nos solemos referir a Messenger con la abreviatura MSN, lo cual hace que MSN Messenger suene repetitivo. Con el tiempo, no tuvimos este problema, pues volvió a ser renombrado como Windows Live Messenger. Y mejor de las versiones no hablamos… (¿Windows Live Messenger 2010, incluido en Windows Live Essentials Suite 2011?)
2. Hace tiempo que dejó de ser fiable
Desde que Microsoft obligó a los usuarios a actualizarse a Windows Live Messenger 2009, los errores han ido en aumento. Y no me estoy refiriendo a pequeños errores, sino a grandes problemas: miles de personas que ven con asombro que sus cuentas no tienen contactos, errores de conexión, datos que no se graban, personas que aparecen offline, pese a no estarlo, y vice-versa…
Ha llovido desde entonces, y los problemas siguen estando a la orden del día, de tal modo que se hace casi imprescindible tener otro cliente de mensajería «de emergencia», sólo para comprobar que MSN no está fallando.
3. Va para atrás, como los cangrejos
Si hablamos de un programa con un recorrido tan largo como el de Messenger, deberíamos ver grandes progresos. Sin embargo, esto no es así. Si nos paramos a pensar en las novedades que se han introducido en los últimos años, ¿qué tenemos? ¿Envío de clips de voz? ¿Videollamadas de mejor calidad?
A la hora de la verdad, los cambios son menores y, lo que es peor, algunas opciones son eliminadas, como es el caso de los mensajes manuscritos, mostrar la webcam, o utilizar un nick distinto al de tu cuenta Live.
4. Las funciones que nunca llegan
Si bien algunas funciones son eliminadas en las nuevas versiones, hay algunas que nunca aparecen. ¿Pausar y continuar los envíos de archivo? ¿Videollamadas a varias personas? ¿Compartir la pantalla (de forma más fácil que usando el método de Windows)? ¿Estados personalizados? ¿Poder hablar con los contactos a los que te muestras como desconectado?
5. Los juegos no van, y a nadie le importa
Si tienes la osadía de intentar jugar a alguno de los juegos, lo más probable es que te lleves la desagradable sorpresa de que no funcionan. Los problemas están a la orden del día, desde hace tiempo, y no parece que a nadie le importe.
No es de recibo que un programa, destinado a ser instalado en millones de ordenadores, tenga partes que no funcionen, así porque sí.
6. Emoticonos, guiños y demás
No os voy a mentir: me gustan los emoticonos de Messenger. Son graciosos, tienen chispa. Lo que no me gusta es el modo de añadir nuevos. Se echa en falta un lugar centralizado, como sucede con los addons para Firefox, donde puedas descargarlos e instalarlos fácilmente y de forma confiable.
7. Live, live, live
Personalmente, me resulta frustrante la dependencia de Messenger con respecto a la página de live.com. Que quieres ver el perfil de un usuario: a live; que quieres cambiar tu nick: a live; que quieres modificar los permisos de tus contactos; a live. Estamos hablando de un software que carga en memoria unos 50Mb aproximadamente, ¿es realmente imposible realizar esas configuraciones desde la interfaz para Windows?
8. Consumo de memoria
Tal y como acabo de nombrar, Messenger no es precisamente ligero. Estamos acostumbrados a programas con consumos de memoria desorbitados (ahora mismo, mi Firefox ronda los 300Mb), pero ello no se nota demasiado en su uso. Sin embargo, Messenger ofrece, con frecuencia, la sensación de ser lento, quedándose pensativo o no respondiendo con la celeridad que nos gustaría.
9. Todos tus amigos lo usan
Esto no es culpa de Messenger, pero también es motivo de queja. Si no te gusta, siempre puedes cambiar y utilizar alguna alternativa que se conecte al servicio como Pidgin, AMSN o Emesene, pero todos estos programas tienen su contra: o no son proyectos serios, o aún les queda mucho camino por delante. Total, que al final te quedas como estás, con el original.
10. No parece ir a cambiar
Si analizamos la trayectoria del programa y, aún teniendo en cuenta que la beta de Windows Live Messenger introduce algunas novedades, no parece que la cosa siga la tendencia de la mejora. Más bien se encuentra en una especie de equilibrio, en el que se mantiene igual, quitando opciones de aquí, y añadiéndolas allá; corrigiendo errores aquí, y creando otros por allí. Por supuesto, tus amigos tampoco lo van a dejar de usar. No después de toda una vida recopilando emoticonos divertidos.
Conclusiones
Pese a lo que pueda parecer, sigo y seguiré usando Messenger, por lo menos, una buena temporada. Cierto es que tiene muchas cosas que me desagradan, pero a día de hoy, no hay una alternativa realmente buena. Messenger es, en cierto modo, una sombra de lo que podría haber sido. Es el tuerto en el mundo de los ciegos. ¿Estará atento para ver cuándo el resto abre los ojos? ¿Quiénes son el resto? La posibilidad de que Yahoo se extienda es escasa, pero prácticamente todo el mundo tiene una cuenta Google ¿Será Google Talk -o heredero- la esperanza para la mensajería instantánea del futuro?